India vs. Pakistán: la chispa nuclear que amenaza al mundo
07/05/2025 | 17:38Redacción Cadena 3

El conflicto entre India y Pakistán es uno de los enfrentamientos geopolíticos más antiguos y peligrosos del mundo, con raíces en la partición de 1947, cuando ambos países se independizaron del dominio británico.
A esta hora, son 26 los muertos en ataques del Ejército de India contra Pakistán.
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Fronteras calientes. Crisis en las relaciones entre India y Pakistán: un polvorín en Cachemira
La muerte de 26 turistas en un ataque terrorista en Cachemira desata una escalada diplomática y militar entre las dos potencias nucleares, con temores de un conflicto mayor. La comunidad internacional urge a la desescalada, pero las perspectivas son inciertas ante la retórica beligerante de ambos lados.
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La disputa central gira en torno a Cachemira, una región montañosa reclamada por ambos, que ha desencadenado tres guerras (1947, 1965 y 1999) y numerosos enfrentamientos fronterizos.
Pero más allá de Cachemira, el conflicto abarca rivalidades históricas, diferencias religiosas, políticas y, sobre todo, el hecho de que ambos son potencias nucleares.
La importancia de seguir este conflicto radica en sus implicaciones globales. India y Pakistán concentran juntos más de 1.500 millones de habitantes, y cualquier escalada podría desestabilizar el sur de Asia, afectando economías, cadenas de suministro y migraciones.
Su arsenal nuclear eleva las apuestas: un error de cálculo podría tener consecuencias catastróficas, no solo para la región, sino para el mundo entero.
Además, la rivalidad se entrelaza con dinámicas internacionales: India fortalece lazos con Estados Unidos, mientras Pakistán mantiene una alianza con China, lo que convierte la disputa en un tablero de ajedrez para las superpotencias.
Recientes tensiones, como los enfrentamientos en la Línea de Control y las posturas nacionalistas de ambos gobiernos, mantienen el conflicto vivo. Narendra Modi en India y el ejército paquistaní, que ejerce una influencia significativa en su país, no muestran signos de ceder.
Aunque las negociaciones han existido, la desconfianza mutua y los intereses políticos internos dificultan el progreso.
El mundo debe prestar atención porque este no es un conflicto regional aislado.
Es un polvorín que combina armas nucleares, rivalidades históricas y alianzas globales.
Ignorarlo sería un error; entenderlo, una necesidad.