¿Cuánto dinero hay que ganar para ser de clase alta, media o baja en el país?
El especialista en consumo, Guillermo Oliveto, auto del libro “Clase media: mito, realidad o nostalgia”, reveló a Cadena 3 los recursos que deben reunir las familias para pertenecer a los diferentes estratos.
24/06/2025 | 20:41Redacción Cadena 3
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La Argentina Hoy
¿Qué es la clase media en Argentina? ¿Es un mito, una realidad o una nostalgia?
Es un poco de las tres. Es un mito porque históricamente la sociedad argentina se autopercibía como clase media, incluso sectores de clase baja. Es nostalgia porque en los años 60 y 70, el 75% de la población era clase media, con solo un 4% de pobreza. Y es realidad porque hoy el 43% sigue siendo clase media, aunque perdió 30 puntos porcentuales y enfrenta una mutación: muchos se identifican ahora como clase trabajadora, luchadora o pobreza intermitente, lo que refleja una pelea entre la identidad de clase media y una resignación que empuja hacia abajo.
¿Esa percepción de no ser más clase media implica resignación o es un reconocimiento realista de la situación?
Es una mezcla de ambas. Hay un realismo tras el impacto de la inflación, que pasó de 211% a un camino hacia el 30%, dejando a la sociedad frente a un espejo que revela su situación. Pero también crece la resignación, con muchos aceptando que no son clase media. Esto se explica por cuatro grandes traumas socioeconómicos: el "Rodrigazo" de 1975, la hiperinflación de 1989, la crisis de 2001-2002 y la pandemia con su extensa cuarentena. Estos eventos generaron una percepción de degradación, con 6 de cada 10 argentinos diciendo que la calidad de vida era mejor en los 80.
A pesar de esos traumas, ¿qué tan relevante es la clase media argentina en la región?
Argentina sigue teniendo una de las clases medias más importantes de Latinoamérica, con un 43% de la población. Aunque hay diferencias internas, la clase media mantiene un valor central: la educación como pilar de movilidad social. Esto se vio en la reacción contra el gobierno anterior, especialmente en 2021 en Buenos Aires, cuando cerrar escuelas cruzó un límite moral que la sociedad no perdonó.
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¿Los indicadores de los años 60, con sólo un 4% de pobreza, eran reales?
Sí, eran reales. Era una sociedad más homogénea, con garantías de movilidad social basadas en esfuerzo, mérito y estudio. La casa propia, el auto, las vacaciones y la educación de los hijos eran aspiraciones alcanzables. Además, el deseo era más acotado; no había la hipertrofia del deseo actual impulsada por la tecnología y la oferta de productos aspiracionales.
¿Cómo se compara la reacción social que llevó a Menem al poder en los 90 con la que eligió a Milei hace dos años?
Hay un claro paralelismo. Menem llegó tras el trauma de la hiperinflación de Alfonsín, y la sociedad aceptó un ajuste drástico para estabilizar la economía. Milei, inspirado en parte por Menem y consciente de los errores de Macri, como el déficit fiscal, promete estabilización, un dólar accesible y reconexión con el mundo. La sociedad lo apoyó, incluso sabiendo que habría un ajuste duro, porque tocó fibras esenciales como la educación y expresó un enojo nacido del dolor acumulado, especialmente por la pandemia.
¿Quiénes son los que hoy pueden viajar al exterior, considerando que los viajes crecieron un 80% en el primer trimestre de 2025?
Son principalmente la clase media alta, que representa el 17% de la población y tiene ingresos promedio de 4,5 a 5 millones de pesos por familia al mes. Esta clase media alta conecta con el imaginario de la “clase media Mafalda”: vacaciones, auto, vivienda y educación. Sin embargo, la pirámide social actual es más fragmentada, con muchos sectores desconectados entre sí.
¿Cuáles son los ingresos necesarios para pertenecer a las distintas clases sociales en Argentina a marzo de 2025?
Según datos del INDEC corregidos, la clase alta, que es el 5% de la población, tiene ingresos promedio de 9,5 millones de pesos por familia al mes. La clase media alta, 4,5 millones. La clase media baja, que es el 26% de la población, ronda los 2,1 millones. La clase baja no pobre, otro 26%, tiene ingresos de alrededor de 1,5 millones, y los que están bajo la línea de pobreza, unos 760 mil pesos por familia al mes.
¿Qué tan grave es la pobreza estructural en Argentina y cómo ha evolucionado recientemente?
La pobreza estructural no ha bajado del 26% en los mejores momentos de gobiernos anteriores, como los de Kirchner o Macri. Actualmente, según INDEC, es del 38% en el segundo semestre de 2024, tras un pico de 52% en el primer semestre. Esto equivale a 18 millones de personas. Proyecciones sugieren un 35% para el primer trimestre de 2025, pero reducirla más allá del 25-26% es un desafío, y podría haberse estabilizado en un rango más alto, como 30-33%.
¿Qué refleja la frase “no llego a fin de mes” que se escucha tanto?
Es una realidad para el 70% de la población, que incluye la clase media baja, la clase trabajadora y los que están bajo la línea de pobreza. Este grupo enfrenta una “cultura del no”: no hay primeras marcas, menos salidas, menos carne y el mes termina el día 20. En cambio, el 30% con empleo formal, que incluye la clase alta, media alta y parte de la media baja, impulsa el consumo: autos (+90%), motos (+60%), inmuebles (+70%), viajes al exterior (+80%) y electrodomésticos (+50%). Esto se debe a paritarias que igualan o superan la inflación, acceso a crédito y ahorros que rindieron en 2024.
¿Por qué el gobierno de Milei mantiene un 53% de aprobación a pesar de las dificultades?
Porque muchos, incluso los que sufren, ven en Milei una salida al dolor acumulado por frustraciones y el límite moral cruzado en la pandemia, como el cierre de escuelas. La sociedad votó conscientemente un ajuste duro, sabiendo que sería doloroso, pero con esperanza de cambio. Es una actitud estoica, como caminar por el desierto, escapando de un lugar percibido como oscuro.
¿Qué libro recomendarías a los oyentes para entender mejor el mundo actual?
Recomiendo “Teoría del pensamiento complejo” de Edgar Morin, de 1999, o cualquiera de sus obras sobre pensamiento complejo, como “Despertemos” o “Una mente bien ordenada”. Morin, con 103 años, ofrece herramientas para procesar un mundo interconectado, hackeado por la inteligencia artificial, y aboga por el “buen vivir”, que equilibra esfuerzo (prosa) con disfrute (poesía).
Entrevista de Sergio Suppo.