Cristina Kirchner y su apuro por asegurarse fueros parlamentarios
03/06/2025 | 13:09Redacción Cadena 3

La trayectoria de Cristina Fernández de Kirchner es, sin dudas, la de la dirigente política más relevante de los últimos 25 años en Argentina. Con ocho años como presidenta, cuatro como vicepresidenta y una influencia indiscutida en el peronismo, su figura ha marcado a fuego la política nacional.
Sin embargo, hoy, en un giro que destila decadencia, Cristina ha confirmado su candidatura a diputada provincial por el Conurbano bonaerense, una de las zonas más empobrecidas del país. ¿Qué lleva a una líder de su envergadura a aspirar a un cargo legislativo provincial? La respuesta parece clara: el apuro por asegurarse fueros parlamentarios ante el avance implacable de la justicia.
Con una condena firme en doble instancia por el caso Vialidad de Santa Cruz, que incluye inhabilitación para cargos públicos, y la posibilidad de que la Corte Suprema acelere un fallo definitivo antes de las elecciones del 6 de septiembre, Cristina enfrenta un reloj judicial que no se detiene.
Tradicionalmente, la Corte evitó pronunciarse en años electorales o contra expresidentes, como ocurrió con Carlos Menem, quien falleció sin una condena firme. Pero los tiempos cambiaron.
Versiones insistentes sugieren que la Corte podría romper con este criterio y fallar en un plazo corto, incluso antes de las elecciones bonaerenses. Si esto ocurriera, su candidatura podría quedar bloqueada, ya que la inhabilitación la dejaría sin posibilidad de competir.
El contexto político agrega más complejidad. Por primera vez en 25 años de hegemonía kirchnerista, el liderazgo de Cristina es cuestionado dentro de su propio espacio. La tensión con Axel Kicillof, gobernador de Buenos Aires, es claro.
Aunque hoy las relaciones parecen rotas y las listas separadas son una posibilidad, la presión de un oficialismo nacional unificado bajo Javier Milei podría forzar un acuerdo. Milei, con su estrategia de aglutinar a la tropa no peronista, amenaza con doblegar al peronismo incluso en su bastión histórico, la tercera sección electoral del Conurbano. Una derrota allí sería devastadora para el kirchnerismo y Cristina lo sabe.
Entonces, ¿por qué una figura de su talla se expone a un cargo tan menor? La respuesta no es solo electoral, sino judicial. Los fueros de una diputada provincial electa podrían garantizarle inmunidad frente a una eventual detención, siempre que la legislatura bonaerense, de mayoría peronista, no vote su desafuero. Sin embargo, si la Corte falla antes del 6 de septiembre, el escenario cambia drásticamente: Cristina no podría siquiera presentarse. Este riesgo explica su urgencia, pero también revela la fragilidad de su posición.
El panorama es incierto. Podría negociar con Kicillof y retirar su candidatura provincial a cambio de un acuerdo mayor, tal vez aspirando a un cargo nacional. O podría insistir, dividiendo al peronismo y condenándolo a una derrota casi segura frente a un Milei fortalecido. Lo que está claro es que la política argentina, una vez más, se enreda en sus propias trampas, con líderes resolviendo problemas personales mientras los ciudadanos observan, atrapados en el medio.
Cristina Kirchner, la dirigente que dominó la escena política, hoy busca un salvavidas en el Conurbano. Su decisión no solo refleja el declive de una líder, sino también el de un proyecto político que, ante la falta de renovación, se aferra a los fueros para sobrevivir. La Corte, la política y el voto definirán si este es el capítulo final de su hegemonía o solo un nuevo acto de resistencia.